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miércoles, 12 de octubre de 2016

Cómo sobreponerse a los golpes de la vida

Cada vez que a mi equipo de fútbol le ponía el vídeo de Rocky cuando habla con su hijo y le dice durante el discurso: "Hay que soportar sin dejar de avanzar; si tú sabes lo que vales, ve y  consigue lo que quieres. Pero tendrás que soportar los golpes de la vida", me emocionaba.
Frente a los problemas, más o menos graves, parecidas circunstancias socioeconómicas, familiares y laborales, hay personas que se hunden y que contemplan la vida como un lugar en el que ya no hay capacidad de reacción, o personas que piensan que la vida vale la pena, que ahí fuera quedan oportunidades para todos, y que a mal tiempo, buena cara.
La resilencia se define como la capacidad de soportar los golpes y los avatares de la vida y sobreponerse a las circunstancias adversas. La persona resilente sufre, siente y padece, pero no se recrea en estas emociones, no se recrea en el dolor. Sino que lo interpreta como parte del proceso, o del bache. El dolor y las circunstancias difíciles forman parte de la vida, son parte del juego.


Un juego con obstáculos

" El hombre que se levanta es aún más fuerte que el que no ha caído" VIKTOR FRANK

¿Alguna vez te has preguntado si tienes resilencia? ¿Eres capaz de olvidar el pasado, sobreponerte y mirar hacia delante?
Imagina tu existencia como un juego; un juego en el que parte de las reglas las escribes tú, pero otras vienen determinadas. La definición que hagas de cada piedra que se cruza en tu camino,va a determinar la forma como te enfrentas o huyes de ella. Si vemos la vida como ese lugar en el que tienes que aprender a vencer obstáculos, luchar como un guerrero fuerte contra los dragones, un tablero con pruebas de lógica y estrategia en las que debe pensar para resolver las situaciones, seguro que será más atractivo que si defines las piedras como mala suerte, desgracias, o como algo dado en lo que no puedes intervenir. Esta visión te hace ser víctima y no protagonista.
La vida es un juego en el que tienes que ganar; entendido este concepto como la capacidad de ir solventando obstáculos, aprendiendo de los errores y de tus victorias, siendo feliz y disfrutando de los detalles. Y también significa no dejar que el pasado te condicione, siempre hay oportunidades, pero se deben tener los ojos bien abiertos para poder verlas.Tu atención es como un faro que alumbra en la oscuridad. Deja de enfocar a lo que no funciona, eso no te va a ayudar a avanzar.

Capacidad de superación

"El que puede cambiar sus pensamientos, puede cambiar su destino"

¿Por qué hay personas con resilencia y otras no? ¿Podemos entrenarnos para convertirnos en alguien resilente, o tienes que aceptar tu victimismo y derrotismo como modo de vida?
Es importante tener presente:

Aceptar la parte injusta de la vida. Todos vivimos alguna vez una situación que no nos merecemos. ¿Qué hacer? La decisión inteligente es centrar la atención en cómo puedes actuar para sumar. Refunfuñar, quejarte sin sentido, dedicarte a hurgar en la herida no te devolverá la justicia. Abandona el victimismo, te hace débil y te deja fuera de juego.

- Valorar tus recursos y capacidades. Te percibirás como alguien valioso si le das valor a lo que funciona, si en tu memoria están más presentes los éxitos que los fracasos. Tener un autoconcepto positivo da confianza y autoestima. Es importante fomentar esto en los niños, para que sean adultos resilentes. Reconoce y potencia tus fortalezas.

Cómo observas tu potencial. A pesar de que el juego de la vida te haya ganado una partida, quedan muchas por delante. Debes contemplarte como alguien con capacidad para volver a superarte. ¿Por qué?, porque tienes capacidad de aprendizaje. Los fracasos nos dicen cómo no hacer algo, pero no dicen que no sea capaz de volver a intentarlo. Analiza el error para aprender de él. Y luego haz borrón y cuenta nueva. Es el momento de empezar otra vez.

- Solución de problemas. Las personas resilentes ven los problemas como misterios a los que hay que dar salida. No son problemas que bloquean sus vidas. Son enigmas, juegos y pruebas. Imagina que eres otra persona, con una manera distinta de observar el mundo...más positiva, más atrevida, más creativa. intenta buscar propuestas desde este punto de vista.

- Dí adiós al victimismo. Las personas resilentes no se lamentan de su pasado, ni del que ellos provocaron, ni del que fueron víctimas. Su pasado les sirve para analizar y tomar decisiones, pero no para sufrir. Su atención está puesta en hoy, en qué puedo hacer ahora para ser más fuerte, más feliz y para alcanzar mi objetivo. Se trata de evitar que la vida decida por tí. Deja de mirar por el retrovisor.

- Implicarse con responsabilidad. A principio de los años setenta se definió la personalidad resilente. Y una de sus virtudes es la responsabilidad con lo que depende de uno mismo. Busca atribuir tus éxitos y fracasos a variables internas tuyas. Así sabrás qué tienes que repetir la próxima vez que te enfrentes a un reto y qué tienes que cambiar para mejorar ante futuros problemas.

- Comprométete. El compromiso es una de las características de los resilentes. Depende de su escala de valores, del respeto que tenga a su palabra. Pero también está vinculado a su implicación, a cómo se involucra en sus obligaciones y en sus placeres. Tener compromiso significa decir que va a hacer algo y hacerlo; tener palabra con uno mismo y con los demás.Si tienes dudas de no ser capaz de llevar a cabo lo que estás diciendo, es mejor pecar de prudente que de bocazas.

- Pon un ritmo diferente en tu vida. Si te dedicas a pasar por la vida a toda velocidad, no serás consciente de qué te está pasando, de qué puedes disfrutar, ni de vivir en el presente. Querrás todo el rato buscar la felicidad en el futuro, llegar a ese lugar en el que crees que serás feliz. Pero la felicidad está aquí, hoy, contigo y con todo tu entorno. Tienes que aprender a relacionarte de forma diferente, de manera que te favorezca , que seas capaz de contemplar y degustar lo que ves,oyes, sientes, hueles y tocas. El presente es el lugar en el que tienes margen de maniobra, no lo desprecies ni lo ningunees.

- Observa la vida de forma positiva. Confía en que la vida te deparará momentos felices e involúcrate para conseguirlo. Puedes dirigir tu cerebro, tu mente, tus pensamientos, y orientarlo como un radar para buscar los aspectos positivos. Tu manera de pensar determina en gran parte cómo te sientes y las cosas que haces.

- Buscadores de tesoros. La vida es un continuo desafío, un lugar en el que aparecen oportunidades. Si te aferras a la idea de que hay un tren y que si no te subes al vagón preferente perderás la oportunidad, te estás condicionando. La vida está llena de trenes, de todos los tipos y de todas las clases; si no pasa hoy será mañana. En alguno tienes que subirte, pero no hay solo uno que si se te pasa, pierdes la oportunidad. La vida ha dejado de tener ese carácter de "para toda la vida". Ahora se acepta el cambio, tanto en la vida personal como en la profesional.

- Enfrentarse en lugar de huir. Los resilentes postergan menos. ¿A qué te conduce postergar? A nada positivo. Solo a que retrases la obligación, te sientas mal contigo mismo y te aumente el nivel de pereza y ansiedad para resolver lo que tienes pendiente. Los obstáculos se analizan, se solucionan, pero no se evitan. Evitar no es la solución, sino parte del problema y de tu malestar. No tengas miedo, ni siquiera a pasarlo mal. ¿Realmente lo vas a pasar tan mal "metiéndole mano al asunto"? Seguro que no, es más lo que crees que lo que realmente tienes frente a tí.

Recuerda: la vida no te deja en el camino si tú no se lo permites.




Imagen | Golpe de puño de Farmgirlmiriam bajo licencia CC0

domingo, 31 de mayo de 2015

La educación exige emociones

Una de las cuestiones que con frecuencia me he planteado es cómo, por ejemplo, hay personas con un coeficiente intelectual más elevado que el de Albert Einstein pero no son o no han sido tan creativas y no han llegado tan lejos como este científico. La explicación la encuentro en que la inteligencia es un compendio de varías aptitudes entre las que se encuentra, aparte de CI (coeficiente de inteligencia), la capacidad emocional con la que afrontamos las situaciones y en ella incluyo la creatividad.
Es por ello, que como primer artículo me he decidido por este que tiene el título de:
LA EDUCACIÓN EXIGE EMOCIONES


La primera cuestión es: ¿estamos educando a las nuevas generaciones para vivir en un mundo que ya no existe?. El sistema pedagógico actual parece haberse estancado; la consigna respecto a la educación insiste en que hay que “estudiar mucho”, “sacar buenas notas” y, posteriormente, “obtener un título universitario”. Y eso es lo que muchos han procurado hacer. Se creyó que, una vez finalizada la etapa de estudiante, habría un “empleo fijo” con un “salario estable”.
Pero la realidad laboral ha cambiado y estas consignas académicas han dejado de ser válidas. Y es que las escuelas públicas se crearon en el siglo XIX para convertir a campesinos analfabetos en obreros dóciles, adaptándolos a la función mecánica que iban a desempeñar en las fábricas. Según Ken Robinson (experto en educación), “los centros de enseñanza secundaria contemporáneos siguen teniendo muchos paralelismos con las cadenas de montaje, la división del trabajo y la producción en serie impulsadas por Frederick Taylor y Henry Ford”.
Si bien la fórmula pedagógica actual permite que los estudiantes aprendan a leer, escribir y hacer cálculos matemáticos, pero “la escuela mata nuestra creatividad”. A lo largo del proceso formativo, la gran mayoría pierde la conexión con esta facultad, marginando por completo el espíritu emprendedor. Y como consecuencia, se empiezan a seguir los dictados marcados por la mayoría, un “ruido” que impide escuchar la propia voz interior.
  
La voz de los adolescentes:
“Desde muy pequeño tuve que interrumpir mi educación para empezar a ir a la escuela” (GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ)
Cada vez más adolescentes sienten que el colegio no les aporta nada útil ni práctico para afrontar los problemas de la vida cotidiana.
En vez de plantearles preguntas para que piensen por sí mismos, se limitan para darles respuestas pensadas por otros, tratando de que los alumnos amolden su pensamiento y su comportamiento al canon determinado por el orden social establecido.
Del mismo modo que la era industrial creó su propia escuela, la era del conocimiento emergente requiere de un nuevo tipo de colegio porque la educación industrial ha quedado desfasada. La educación no necesita que la reformen, sino que “la transformen”. En vez de estandarizar la educación, en la era del conocimiento va a tender a personalizarse. Esencialmente porque uno de los objetivos es que los chavales descubran por sí mismos sus dones y cualidades individuales, así como lo que verdaderamente les apasiona.
En el marco de este nuevo paradigma educativo está emergiendo con fuerza la “educación emocional”. Se trata de un conjunto de enseñanzas, reflexiones, dinámicas, metodologías y herramientas de autoconocimiento diseñadas para potenciar la inteligencia emocional. Es decir, el proceso mental por medio del cual los niños y jóvenes puedan resolver sus problemas y conflictos emocionales ppo sí mismos, sin intermediarios de  ningún tipo.
La base pedagógica de esta educación en auge está inspirada en la visión de que el ser humano nace con un potencial por desarrollar. Y que la función principal del educador es acompañar a los niños en su proceso de aprendizaje, evolución y madurez emocional. En esta misma línea se sitúan los programas de la educación lenta, libre y viva que son propuestas pedagógicas alternativas dentro del sistema. Eso sí, el gran referente del siglo XXI sigue siendo la escuela pública de Finlandia, país que lidera el ranking elaborado por el informe PISA.
  
¿Para qué sirve?
“Educar no consiste en llenar un vaso vacío, sino en encender un fuego latente” (LAO TSÉ)
La educación emocional promueve entre los jóvenes una serie de valores que les permitan descubrir su propio valor, pudiendo así  aportar lo mejor de sí mismos al servicio de la sociedad. Entre estos se destacan:
  • Autoconocimiento: Conocerse a uno mismo es el camino que conduce a saber cuáles son las limitaciones y potencialidades de cada uno, y permite convertirse en la mejor versión de uno mismo.
  • Responsabilidad: Cada uno de nosotros es la causa de su sufrimiento y de su felicidad. Asumir la responsabilidad de hacerse cargo de uno mismo en el plano emocional y económico es lo que permite alcanzar la madurez como seres humanos y realizar el propósito de vida que se persiga.
  • Autoestima: El mundo no se ve como es, sino como es cada uno de quienes lo observan. De ahí que amarse a uno mismo resulte fundamental para construir una pecepción más sabia y objetiva de los demás y de la vida, nutriendo el corazón de confianza y valentía para seguir su propio camino.
  • Felicidad: La felicidad es la verdadera naturaleza del ser humano. No tiene nada que ver con lo que se tiene, con lo que se hace ni con lo que se consigue. Es un estado interno que florece de forma natural cuando se logra recuperar el contacto con la auténtica esencia de cada uno.
  • Amor: En la medida que se aprende a ser feliz por uno mismo, de forma natural se empieza a amar a los demás tal como son y a aceptar ala vida tal como es. Así, amar es sinónimo de tolerancia, respeto, compasión, amabilidad y, en definitiva, dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento y frente a cualquier situación.
  • Talento: Todos tenemos un potencial y un talento innato por desarrollar. El centro de la cuestión consiste en atrevernos a escuchar la voz interior, la cual, al ponerla en acción, se convierte en nuestra auténtica vocación. Es decir, aquellas cualidades, fortalezas, habilidades y capacidades que permiten emprender una profesión útil, creativa y con sentido.
  • Bien común: Las personas que han pasado por un profundo proceso de autoconocimiento se las reconoce porque orientan sus motivaciones, decisiones y acciones al bien común de la sociedad. Es decir, aquello que hace bien a uno mismo y que además hace bien al conjunto de la sociedad.
El rediseño y la transformación del sistema educativo son, sin duda alguna, uno de los grandes desafíos contemporáneos. Que se haga realidad depende de que padres y educadores se conviertan en el cambio que quieren ver en la educación.


Imagen | Love Between the Lines de amitza bajo licencia CC BY 2.0 DE

Imagen de fondo: Group Jump de Paolo Dala bajo licencia CC